Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. S. Juan 15:7 RVR1960

Saludos y bendiciones queridos y amados en Cristo; el pasaje de la vid y los pámpanos es famoso por la dependencia que tenemos los cristianos para con Jesús, pero en esta ocasión quiero hacer énfasis en al obediencia, la cual tiene varios momentos, inclusive cuando hace referencia a los amigos, establece la relación de amistad en base a la obediencia de sus palabras, relación que no se traslada al común  de los seres humanos, ya que los amigos en el mundo no están obligados a obedecerse, pero en el caso de Jesús es un requisito para establecer la amistad; ya que si le amas, le obedeces, pues si no lo obedeces estas en su contra. Esto se explica como una relación racional en la cual la relación trasciende del plano “racional al plano espiritual”, pues no es igual ser amigo de los hombres que ser amigo de Dios.

“Sí permanecéis en mi” quiere decir: si en el creemos; “y mis palabras permanecen en vosotros”, significa: y si hacemos lo que su palabra nos dice; entonces “podremos” pedir todo (conforme a su palabra) lo que quisiéramos y “nos será hecho”. Aquí quiero hacer nuevamente énfasis, ya que existen versiones bíblicas en las que se establece “pidan lo que quieran y lo obtendrán.” Y a mi parecer, no es igual que “yo lo obtenga” porque obedecí; a que Dios me lo de por ser obediente. No son los méritos del hombre los que me acreditan delante de Dios para obtener lo que yo quiero, es la misericordia de Dios la que se manifiesta para darnos lo que es mejor para nosotros. De la otra forma habría la posibilidad de pedir cosas que no nos convienen e inclusive cosas malas, que por haber obedecido “lo debo obtener”. Allí estaríamos por encima de la voluntad de Dios, situación que es imposible.

Recordemos algo, Dios nos conoce y sabe que es lo mejor para nosotros, y conforme a eso nos “da” las peticiones de nuestro corazón.

Sirviendo al Reino de Dios

Joel Betancourt

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