Riquezas, honra y vida son la remuneración de la humildad y del temor de Jehová. Proverbios 22:4

Saludos y bendiciones, queridos hermanos, ¿Quién no ha querido tener riquezas, ser reconocido y poder vivir a sus anchas? Esos son, si se quiere, el mayor anhelo de la humanidad, allí se incluyen cristianos y no cristianos, todos quieren tener un espacio de privilegios donde se incluya la economía, la honra y lo que se dice “el poder vivir bien”, sin necesidades materiales, hasta allí todos somos iguales. El versículo de hoy nos dice que todo eso es posible y esos elementos tan deseados son el producto de dos factores: la humildad y el temor a Dios.

Comencemos por definir la humildad: la humildad es la condición de ser humilde y ser humilde es no hacer ostentación de nuestras virtudes. En ocasiones se confunde con el termino pobreza, pero es realmente un error, en todo caso sería un apelativo a una situación económica inferior.  Quiere decir que ser pobre no significa ser humilde, se puede ser pobre y soberbio y ser rico y humilde.

El segundo factor a definir es: el temor a Dios; definición que se torna simple a los ojos del cristiano e imposible a los ojos de los no cristianos. El temor a Dios significa: sabiduría. Ya que si usted le teme (no es que le tenga miedo) le obedece y si le obedece le ira bien en la vida.

Una persona sabia, es una persona entendida en varios menesteres de la vida y si esa persona teme y pone su confianza en Dios, siempre actuará en la forma correcta y prosperará en sus caminos, pues Dios solo quiere lo mejor para nosotros, pero si la persona es tenaz pero no sabia, es posible que se procure su propio mal creyendo que sus riquezas y honras terrenales le darán la vida que espera y la vida posterior que tendrá luego de su muerte física.

Así que, no sea ostentoso de sus virtudes y sea sabio para que tenga riquezas, honra y buena vida.

Sirviendo al Reino de Dios.

Joel Betancourt

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